La despensa

Para que Heidi y el abuelo tengan suficiente comida durante el invierno, una despensa adecuada para guardar los alimentos es indispensable.
Hasta mediados del siglo 20 la mayoría de los habitantes seguían viviendo de lo que ellos mismos producían. Sembraban, cosechaban y elaboraban todo lo que comían. Lo que no podían producir ellos mismos lo tenían que comprar en la tienda de comestibles: sobre todo sal y azúcar para conservar y aderezar los alimentos.
Alimentos como carne secada al aire, queso, verduras, patatas y vino se guardaban en el sótano, ya que allí se mantenía una temperatura constante. Por ello el sótano en general se construía totalmente soterrado, dejando sin pavimentar el suelo. Dado que en el sótano se almacenaba la mayor parte de la comida, la colgaban del techo para protegerla de los ratones.